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miércoles, 9 de mayo de 2007

Cosas del amor

Un día en el colegio, mi profesor sin tener por qué, me castigó. Me pareció muy mal y me cansé de llorar. Me sentí abandonada. Yo quería mucho a mi profesor, le tenía respeto y le sacaba buenas notas. Cuando vino a buscarme para llevarme al comedor yo seguía llorando. Él me pidió perdón, me besó y me acarició el cuello. En aquel momento no sé qué pasó por mi cuerpo y él también lloró. Me dijo que me quería y que estaba soltero.
-La mujer que yo amaba me abandonó y tú te pareces a esa mujer. -Me dijo.
Yo le conté mi vida. Le dije que mis padres me dejaron con la asistenta y que aunque ella me quería mucho, yo tenía doce años y necesitaba consejos.
-Yo te daré esos consejos. -Me dijo.
Entonces me eché en sus brazos y lo besé con una pasión desconocida.
-Así se besan los enamorados. -Dijo.
-Entonces estoy enamorada. -Le dije- Ahora me doy cuenta de por qué me pareció mal que me castigaras.
Y él me prometió que nunca más me castigaría.
-Yo también te amo. -Me confesó- Pero sé que es un pecado, pues tienes pocos años.
-Nos amaremos en secreto hasta que sea mayor de edad. -Le dije- No les diré nada a mis padres, pero tienes que conocerlos. Ellos vuelven ahora de las vacaciones y tienes que venir a casa a visitarlos.
El día que el profesor fue a verlos, no murió porque Dios no lo quiso, pues mi madre resultó ser la mujer que él tanto amara. ¡Y pensar que yo podía ser su hija!
-¡Dios mío! ¿Por qué el amor juega así conmigo? -se lamentaba el profesor en la soledad de su casa- ¿Por qué Señor primero ella y luego la hija? ¿Qué hago yo Señor? ¡No puedo abandonar a esa niña! Ella me ama con locura y yo Señor también la quiero con con todo mi ser. Siento un amor tan grande que me volvería loco el sólo pensar en perderla. Ya sé que es demencial, pero el amor no tiene edad.
Así, esperó con paciencia a que la niña creciera y poco después se casó con ella, aunque la madre casi se muere de pena.
Y así, con alegría, acabó esta historia de amor.

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